La investigación ha evidenciado la frecuencia con la que las personas con diversidad sexual o de género sufren experiencias negativas en los centros escolares. Asimismo, se ha documentado que una transformación en este entorno que priorice el apoyo y la afirmación de los estudiantes LGBTQ+ puede contribuir a un clima escolar más positivo y ser beneficioso para el éxito académico y la salud mental de los alumnos y alumnas. Esto es crucial, ya que este colectivo informa de problemas de salud mental con más frecuencia que quienes encajan en los mandatos de la heterosexualidad y el género, incluyendo altas tasas de angustia, bajo estado de ánimo y autolesiones. Aunque no se puede atribuir a una única causa, estos problemas se han relacionado con la homofobia, la transfobia y el heterosexismo institucionales que prevalecen en su entorno.
La Teoría del Estrés de las Minorías sugiere que algunos de estos resultados negativos en relación a la salud mental pueden explicarse por sus experiencias viviendo en una identidad minorizada en un mundo que asume que solo hay dos géneros y que el género asignado al nacer debe coincidir con aquel con el que te identificas (cisnormatividad), y que la heterosexualidad es la norma para todo el mundo (heteronormatividad). Esto lpone en riesgo de victimización, homo/bi/transfobia interiorizada y estigmatización a las personas que no encajan con este mandato social. En otras palabras, se enfrentan a la carga de navegar por un mundo que constantemente les envía el mensaje de que no deben vivir sus vidas siendo como son.
Las recomendaciones que se ofrecen a continuación son relativamente poco específicas, ya que es esencial tener en cuenta las necesidades y los puntos fuertes de cada persona y de cada sistema educativo. Es probable que la aplicación de cualquiera de estas recomendaciones por sí sola no tenga éxito, ya que es necesario trabajar desde múltiples perspectivas y niveles para garantizar un espacio verdaderamente afirmativo. Esto se debe a que existe un espacio limitado entre la política y la aplicación, y quienes participan en la vida cotidiana del alumnado son responsables de interpretar y aplicar las políticas existentes. En otras palabras, si la administración emplea procedimientos, pero el grupo docente no cuenta con los conocimientos o la formación para adoptarlos y garantizar su aplicación diaria, la política fracasará con toda seguridad. Del mismo modo, si las familias y el alumnado no están incluidos en todo el proceso, la aplicación de la política no responderá a sus necesidades.
The BRIGHTER FUTURE project has been funded with support from the European Commission. This publication reflects the views only of the authors, and the Commission cannot be held responsible for any use which may be made of the information contained therein.