Cómo abordar los comportamientos sexualizados en el aula

Los niños y niñas adoptados/as y los que viven en familias de acogida o en centros residenciales bajo la tutela del Estado, incluidos los que llegaron al país sin referentes parentales, pueden haber experimentado diferentes tipos de adversidad temprana en el curso de su vida. Incluso si actualmente los eventos traumáticos forman parte del pasado, estos niños y niñas pueden manifestar situaciones de angustia y sufrimiento a través de su comportamiento. Cuando un niño o niña ha experimentado un trauma relacionado con la sexualización, es posible que, con el tiempo, manifieste un comportamiento sexualizado en el aula y que el profesor o profesora se sienta incapaz de manejar la situación. Sin embargo, hay estrategias que el profesorado puede adoptar para ayudar a los niños y niñas en estas situaciones.

Los y las docentes observan a sus estudiantes diariamente y construyen una relación de confianza con ellos y ellas, convirtiéndose en depositarios de sus historias positivas así como de sus experiencias dolorosas. También pueden detectar comportamientos agresivos o de oposición que son a menudo signos de abuso. En muchos casos, los niños y niñas que han tenido experiencias traumáticas en el pasado pueden mostrar un fuerte sufrimiento emocional. Esta angustia puede expresarse a través del comportamiento en el aula, tanto con sus iguales como con el profesorado.

Entre las diversas formas de violencia a las que puede verse sometido un niño o niña, el abuso sexual es la más difícil de detectar, en gran parte porque, cuando lo sufren, no sueñen hablar de ello, sino que se expresan a través de sus comportamientos.

Ante determinados comportamientos que derivan de los abusos experimentados, como por ejemplo una conducta sexualizada en el aula, a menudo el profesorado no tiene claro qué hacer exactamente. De hecho, es muy posible que experimente un espectro de emociones difíciles, desde la angustia y la ira hasta un sentimiento de impotencia o desapego emocional excesivo. Es importante reconocer que todos estos sentimientos son legítimos y que reconocerlos es el primer paso para afrontarlos y poner en marcho el proceso de apoyo que el niño o la niña necesita.

PREGUNTAS CLAVE

¿Qué habilidades necesita el profesorado para afrontar mejor estas situaciones delicadas?

¿Cómo pueden gestionar sus sentimientos y evitar que se vuelvan dañinos?

Para ayudar al profesorado y a la escuela en su conjunto a responder a estas situaciones, es crucial que:

RECONOZCAN

  • lo que es el abuso sexual infantil;
  • las consecuencias que puede tener a corto y largo plazo;
  • sus propias emociones y sepan cómo gestionarlas.

ENTIENDAN QUE

  • ningún niño o niña nace “malo/mala”;
  • un comportamiento inadecuado puede ser el resultado de las experiencias traumáticas;
  • todo niño o niña puede ser ayudado/a;
  • el profesorado no debe actuar solo: abordar el abuso sexual y sus efectos requiere de más de una persona;
  • puede ser necesario establecer una red de apoyo, de la que formen parte, por ejemplo, los servicios sociales, la psicóloga escolar u otros/as profesionales que ya conocen al niño o niña.

¿Qué es el abuso sexual infantil?

El abuso sexual infantil es la participación de un niño o niña en actividades sexuales, incluso si no se caracterizan por violencia explícita. Puede ser realizada por una persona adulta que, casi siempre, es una figura de autoridad para el niño o niña, tanto dentro de la familia como otros espacios (lugares de ocio, actividades deportivas o extraescolares, escuela, etc.):

  • El abuso sexual infantil puede incluir tocamientos, besos y sexo oral: el abuso sexual no es solo penetración.
  • El abuso sin contacto es cuando se abusa de un niño o niña sin que la persona abusadora les toque (mostrar pornografía, exponer a un niño o niña a actos sexuales, obligarlo a masturbarse).. Puede ser en persona o a través de chats u otras comunicaciones virtuales

Comportamientos como indicadores de abuso sexual

Los niños y niñas a menudo usan COMPORTAMIENTOS en lugar de palabras para pedir ayuda. Identifican a personas cercanas para comunicarles los abusos que han sufrido o están sufriendo. La mayoría de las veces, la persona adulta elegida es un profesor o profesora.

Es fundamental observar atentamente cualquier indicador preocupante que pueda significar que es necesaria una intervención incisiva. Los niños y niñas que han sufrido abusos, o han estado expuestos a una sexualidad inapropiada para su edad, viven la sexualidad de forma distorsionada, que a menudo se manifiesta en comportamientos inadecuados para su edad. Algunos ejemplos de este tipo de comportamientos son:

  • un conocimiento sexual muy precoz;
  • dibujos de contenido sexual;
  • comportamientos sexualizados que crean situaciones embarazosas y que requieren la intervención específica del profesorado.

La dimensión emocional del profesor o profesora

Descubrir un abuso sexual infantil es descubrir lo inconcebible: una persona adulta que descubre un abuso sexual infantil suele experimentar una serie de emociones desagradables como las siguientes:

  • angustia;
  • sentimiento de insuficiencia;
  • frustración;
  • impotencia;
  • ira;
  • resentimiento;
  • asco.

Ante estas emociones, las personas tratan de protegerse a sí mismas a través de actitudes subconscientes y estrategias de defensa. Son reacciones normales, pero pueden interferir con la posibilidad de prestar al niño o niña la ayuda que necesita. Por eso es importante reconocerlas, abordarlas y compartirlas con otros/as profesionales.

¿Estrategias? Networking para apoyar al profesorado

Cuando un profesor o profesora se enfrenta a un niño o niña de quien sospecha que está sufriendo abuso sexual, puede ser difícil saber qué acción tomar. Conviene insistir en lo fundamental que resulta no actuar en solitario, tanto por las reacciones emocionales que pueden surgir, como por la complejidad de la situación.

En estas situaciones, el profesorado puede empezar por compartir la situación con la dirección del centro y con otros/as profesionales que ya estén trabajando con el niño o niña (ya sea en la escuela, desde los equipos de orientación, o profesionales externos de servicios sociales u otros ámbitos como la psicología).

Dependiendo de las circunstancias concretas del caso, puede ser necesario activar una red de apoyo para diseñar e implementar una intervención integral.

Recomendaciones para profesorado

  • Reúna información: pregunte a la familia o personas que ejercen el cuidado sobre los antecedentes familiares del niño o niña y las experiencias adversas vividas.
  • Detenga el comportamiento sexualizado (y el malestar que probablemente esté ocasionando entre el alumnado y el profesorado) procurando utilizar un tono de voz tranquilo.
  • Converse en privado con el niño o niña: tras detener la conducta sexualizada, es importante mantener una conversación con el niño o niña. No se trata de reprender o castigarm, pero sí de manifestar su preocupación por lo que ha pasado y mostrarse disponible para apoyarles.
  • No juzgue al niño o niña, construya una relación de confianza.
  • Tómese el tiempo para estar con él o ella y afianzar la relación.
banderita CEE

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